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La muerte de la Reina Isabel II está generando respuestas favorables de los líderes de Rusia y Ucrania a pesar de las relaciones cada vez más frías entre el gobierno británico y el Kremlin.
Tanto Vladimir Putin como Volodymyr Zelensky, los respectivos presidentes de Rusia y Ucrania, ofrecieron sus condolencias tras la muerte de Isabel el jueves a los 96 años.
Las reacciones de Putin y Zelensky son una rara convergencia de perspectivas tras la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero. La muerte de la reina marca una pausa en la postura cada vez más combativa de Rusia hacia Gran Bretaña por su respaldo vocal a Ucrania.
Zelensky expresó “profunda tristeza” por la muerte de Isabel en un tuit.
“En nombre del pueblo [emoji de la bandera ucraniana], expresamos nuestras más sinceras condolencias a la @RoyalFamily, todo el Reino Unido y la Commonwealth por esta pérdida irreparable. Nuestros pensamientos y oraciones están con ustedes”, dijo.
Por su parte, Putin emitió un comunicado dirigido al nuevo Rey Carlos III, sucesor de Isabel II, ofreciendo “nuestras más profundas condolencias” y deseándole coraje ante “esta pérdida grave e irreparable”.
“Los eventos más importantes en la historia reciente del Reino Unido están indisolublemente ligados al nombre de Su Majestad”, escribió Putin. “Durante muchas décadas, Isabel II disfrutó legítimamente del amor y el respeto de sus súbditos, así como de la autoridad en el escenario mundial”.
Putin agregó: “Le pido que transmita las palabras de sincero pésame y apoyo a los miembros de la familia real y a todo el pueblo de Gran Bretaña”.
Andrey Gurulev, un general y político ruso, sugirió solo una semana antes que Rusia debería lanzar un ataque devastador contra el Reino Unido que, según dijo, significaría el “fin de la Corona británica”.
Yuri Kot, un comentarista político ruso, dijo durante una aparición el mes pasado en la televisión estatal que el Kremlin debería lanzar misiles contra Estados Unidos y el Reino Unido si hay un desastre en la planta de energía nuclear de Zaporizhzhya.
La instalación ucraniana ha sido objeto de un aumento de las tensiones después de haber sido ocupada por las fuerzas rusas.
Boris Johnson, el primer ministro británico recientemente dimitido, por el contrario, ha sido uno de los partidarios más abiertos de Ucrania, visitando el país y encabezando paquetes de ayuda militar para ayudarlo a defenderse contra Rusia.
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