Luego del capítulo tormentoso del año escolar pasado, en donde hasta un tribunal tuvo que intervenir para que no hicieran recortes en el presupuesto de las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York, esta semana el Alcalde Eric Adams presentó lo que considera una “fórmula justa” para el año escolar 2023-2024, la cual propone dirigir más recursos a los planteles con estudiantes más vulnerables: quienes viven en refugios, niños especiales y los más pobres.
Aunque todavía esta idea requiere la aprobación de un panel educativo y ser discutida por el Concejo Municipal, para muchos todavía no está claro, si la nueva propuesta de la Ciudad implicará la receta de “quitar fondos de un lado, para ponerlos en otro”.
Más aún, cuando el propio mandatario municipal ha reiterado recientemente que ante la crisis migratoria que trajo a 40,000 personas al sistema de refugios, se tendrá que sacrificar fondos de escuelas y hospitales. Claro, si no se cuenta con recursos extras del gobierno federal.
En medio de estas dudas, este lunes se anunció el plan de Financiamiento Justo para Estudiantes (FSF) para el próximo año escolar, luego de escuchar a un grupo de trabajo que se instaló el pasado mes de noviembre.
En conclusión, la nueva fórmula considera más fondos para aproximadamente dos tercios de los presupuestos escolares en distritos comunitarios, basados en las necesidades de los estudiantes más vulnerables.
“Estamos priorizando las necesidades y las voces de los estudiantes que han sido olvidados hace mucho tiempo. Y esto es solo el comienzo de convertir las escuelas públicas de la Ciudad de Nueva York en una institución reflexiva y justa para todos”, indicó el Alcalde al presentar sus nuevos números.
¿Quienes tendrán prioridad?
A partir del próximo año escolar, la Ciudad planea agregar a los estudiantes que viven en el sistema de refugios a una lista de grupos que reciben más dinero.
En esta lista, además están incluidos los estudiantes con discapacidades y aquellos que tienen calificaciones bajas en las pruebas.
Esta medida considera alrededor de $45 millones adicionales, que las escuelas podrán usar para contratar personal adicional y ayudar a atender una afluencia de estudiantes inmigrantes. La mayoría de los cuales no viven en viviendas permanentes.
Este borrador presupuestario, se basa en un número que describe la realidad de las aulas de los planteles públicos en la Gran Manzana: Casi uno de cada 10 estudiantes vive en refugios o carecen de una vivienda estable.
Con el arribo de más inmigrantes en las últimas semanas, este número podría ir en alza.
En el FSF se precisa que otros $45 millones se presupuestan para los planteles con altas concentraciones de estudiantes calificados como “necesitados”. Es decir con discapacidades, estudiantes del idioma inglés y aquellos que viven bajo el umbral de la pobreza.
Ese cambio pondría más recursos en aproximadamente 300 escuelas.
Es solo un paso
En esta nueva dinámica se abre el campo de juego para que los directivos de las escuelas de los vecindarios más pobres, que atienden a grupos de estudiantes con necesidades especiales, puedan requerir reconsideraciones y revisiones presupuestarias, bajo un nuevo esquema de transparencia.
Con estos números puestos en el pizarrón, la organización de defensa de la educación pública Alianza para la Calidad Educativa, en principio avala la intención presupuestaria planteada por las autoridades municipales.
“Agregar más fondos para las escuelas que atienden a estudiantes que están en viviendas temporales y con mayor concentración de estudiantes con necesidades, ayudará a garantizar que más niños y escuelas tengan los recursos adecuados”, indicó esta organización en un comunicado.
Sin embargo, Jasmine Gripper, directora de la Alianza por la Calidad Educativa valoró que la propuesta de la ciudad era solo “un paso” en la dirección correcta.
“Obviamente esta propuesta no va a resolver todos los desafíos de la educación pública. Pero llevará recursos a nuestros estudiantes más necesitados”.
Entretanto, la presidenta del Concejo Municipal, Adrienne Adams, interpretó esta propuesta como una forma más equitativa y justa de distribuir los recursos. Aunque alentó a que se “revierta la tendencia reciente del Alcalde de recortar fondos a las escuelas públicas”.
¿Hay recortes?
En este sentido, el alcalde Eric Adams y el canciller de Escuelas David Banks han enfrentado una enorme presión para aumentar los fondos escolares, especialmente después de reducir los presupuestos escolares el año pasado, razonados por la disminución de la matrícula escolar debido a la pandemia y la reducción de fondos de ayuda federal.
Las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York han perdido aproximadamente el 10% de todos los estudiantes desde el comienzo de la crisis de salud pública causada por la COVID-19.
Esta es la razón de fondo por la cual, como han proyectado algunas organizaciones defensoras de la calidad educativa, que más de 1,000 escuelas verán recortes, porque perderán la principal fuente de financiamiento para las escuelas públicas que se calcula por cada estudiante matriculado. Y se pondera según las necesidades de cada alumno y escuela.
Sin embargo, el alcalde ha reiterado su decisión “de no cortar dinero a la escuelas” para priorizar las necesidades de casi un millón de niños atendidos en el sistema escolar de la ciudad de Nueva York todos los días.
“Sabemos que toda nuestra comunidad escolar sigue estando profundamente afectada por la pandemia de COVID-19. Pero bajo nuestra administración, estamos comprometidos a garantizar que cada escuela tenga los recursos necesarios, para brindar una educación de la más alta calidad, para que los estudiantes prosperen”.
Sin embargo, fuentes sindicales dijeron a El Diario que persistía el temor que docentes que en algunos centros escolares salen jubilados el próximo verano, no serán sustituidos.
“Cuando indicas que se concentrarán más recursos en algunas escuelas con niños con necesidades especiales, nos parece muy justo y humano. Pero no se ha explicado claramente cómo se financiará el resto, que en efecto, ya había visto algunos recortes. Finalmente la pérdida de la matrícula escolar por la pandemia, de alguna manera se equilibró un poco con los niños inmigrantes”, sostuvo la fuente.
El factor de los niños inmigrantes
Desde el pasado otoño, el sistema de escuelas públicas más grande del país se encontró con el reto de integrar, por lo menos hasta octubre, a más de 7,200 estudiantes de familias migrantes en las aulas este año escolar.
Eso ha implicado un desafío mayor para algunos planteles, que se encuentran cerca de comunidades en donde se han instalado refugios temporales.
En algunos casos, se han reclutado más docentes o asistentes bilingües, tomando en consideración que la oleada migratoria, casi en su totalidad, proviene de países suramericanos.
Pero como comenta un docente de una escuela en Brooklyn, que prefirió mantenerse en el anonimato, en el plantel en donde imparte clases de matemáticas, se calcula que por lo menos 30 niños más se incorporaron.
“Esto ha implicado un hermoso esfuerzo, por parte de los trabajadores, especialmente los pocos que hablamos español. Un niño de 6 y 10 años, a pesar de las situaciones difíciles que traen por cambiar de país y no tener vivienda, con un buen abordaje, sí pueden progresar. Me asombra que pequeñitos, ya en tres meses en la escuela, ya se pueden comunicar y jugar en inglés con su grupo”, comenta el docente.
La Ciudad de Nueva York distribuyó casi $12 millones en fondos adicionales a las escuelas que dieron la bienvenida a nuevos estudiantes sin hogar, en el inicio de este periodo escolar que arrancó en septiembre.
Los registros muestran que 369 escuelas en esta etapa del programa “Brazos Abiertos” ideado por el Departamento de Educación (DOE) recibieron mayores presupuestos, que se canalizan para tutorías adicionales, ropa u otros artículos personales que los estudiantes puedan necesitar.
La madre venezolana, Arelys Centeno, de 28 años, comenta que su hijo de siete años fue inscrito sin mayores inconvenientes en una escuela en Queens, el pasado mes de septiembre. Ambos viven en un hotel-refugio temporal, como miles de familias que arribaron a la Gran Manzana desde la primavera de 2022.
“Hasta ahora a pesar de las dificultades, no tengo más que agradecer el amor con el cual lo han tratado. La escuela ha sido muy importante para nosotros como inmigrantes. Porque no solo recibe clases, sino apoyo en general. Es complicado por el idioma. Pero en la escuela hay muchos maestros que lo ayudan !El va hacia adelante!”, comentó.
Otra asignatura pendiente en NY
Asimismo, este miércoles estudiantes, padres y profesionales de actividades extracurriculares de todo Nueva York se reunieron en Albany para presionar la reorganización de los programas extracurriculares del estado.
Estos grupos exigen la reestructuración de los flujos de financiación para el Programa de Enriquecimiento y Aprendizaje Después de la Escuela (ALEP), lo cual ayudaría a los proveedores de actividades después de la escuela a aumentar la capacidad.
Además estos programas permitirían que en todo el estado más estudiantes participen en programas después de la escuela y que más padres puedan trabajar.
“Le estamos exigiendo a la gobernadora Kathy Hochul y a los legisladores que necesitamos reorganizar y ampliar el sistema de actividades extracurriculares de nuestro estado”, aseveró Kelly McMahon, directora ejecutiva de New York State Network for Youth Success.
Esta acción comenzaría con la consolidación de más financiamiento y menos regulaciones, para llevar estos programas a más 1,6 millones de estudiantes que necesitan actividades extracurriculares.
Aulas más vacías
- 36,000 estudiantes perdieron las escuelas entre los años escolares que terminaron entre 2021 y 2022 de acuerdo con datos oficiales.
- 16,000 estudiantes salieron del sistema de educación pública antes del pasado otoño.
- 7,200 estudiantes de familias inmigrantes que en su mayoría viven en refugios recibió el sistema escolar público de NYC en 2022.