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El último día de noviembre Tammel Esco fue sentenciado a 17 años de prisión tras ser hallado culpable de golpear más de 100 veces a una mujer de origen asiático en el condado de Westchester. Un poco más al norte, en Buffalo, Payton Gendron aceptó los cargos, luego de que el 14 de mayo, motivados por el odio, acribillara con un arma larga a 10 personas de origen afroamericano a las que fue a cazar a un supermercado.
El par de incidentes reflejan el aumento de los delitos motivados por prejuicios y por el extremismo interno en Nueva York, por lo que resulta sorprendente que las agencias de seguridad del estado no hayan enviado sus estadísticas al FBI que hace unas horas presentó su Informe 2021 sobre el tema.
Definido como un “delito criminal motivado en su totalidad o en parte, por los prejuicios contra una raza, religión, discapacidad, orientación sexual, etnia, género o identidad de género”, el FBI registró más de 7 mil crímenes de odio el año anterior, dato que suele estar subestimado según expertos y organizaciones que luchan contra el odio, el racismo y la homofobia.Por eso es que la cifra crecería de manera considerable si se actualiza con cifras de las dos ciudades más grandes del país, Nueva York y Los Ángeles, que no entregaron datos, pero además de Chicago, tercera área más poblada y que, a decir del FBI, reportó cero incidentes de este tipo.
El mismo estudio detalla que el 65% de las víctimas fueron violentadas por su raza/etnicidad/ascendencia, el 16 % por su orientación sexual, el 13% por sus creencias religiosas y aunque con un menor 4%, ya comienzan a aparecer con mayor frecuencia el sesgo de ataques a la identidad de género.
Pese a no aparecer de momento en el reporte del FBI, ausencia para la que las autoridades aun no entregan una explicación, el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York actualiza en su portal datos que, hasta el 30 de septiembre de este año, arrojaron 469 incidentes motivados por el odio de los cuáles 195 (41%) era contra miembros de la comunidad judía.
No es casualidad que ataques contra este sector se disparen tras eventos como la cena de Acción de Gracias que el expresidente Donald Trump tuvo con antisemitas declarados con el cantante Kanye West y el youtuber Nick Fuentes. Recordemos el alarmante crecimiento de crímenes de odio contra la comunidad asiático-estadounidense luego de que el mismo Trump calificara irresponsablemente como “virus chino” al COVID-19.
Relevante que el FBI haga esta clase de ejercicios que muestran una horrorosa instantánea de la realidad, pero lo que sigue faltando son campañas de difusión y castigos más severos en contra de los responsables de esta clase de ataques, perpetrados en el 56 por ciento de los casos por hombres de raza blanca.
Hace justamente un año el presidente Biden acusó que “el terrorismo doméstico de los supremacistas blancos es la amenaza terrorista más letal” en los Estados Unidos.
Si, pero ¿quién los detiene?
* Juan Alberto Vázquez es corresponsal de Milenio (México) y autor del libro “NXIVM: La secta que sedujo al poder en México”. Twitter @juansinatra