El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer que la desaceleración económica en 2023 será generalizada: “varios países, que representan aproximadamente una tercera parte de la economía mundial, se encuentran a punto de contraerse este o el próximo año. Las tres principales economías -Estados Unidos, China y la zona del euro- continuarán estancadas. En general, los shocks de este año volverán a abrir heridas económicas que no se curaron por completo tras la pandemia”.
En pocas palabras, el FMI advirtió que “lo peor aún está por llegar, y para mucha gente 2023 se sentirá como un año de recesión”.
El pronóstico mundial de la institución para este año se mantiene en 3.2%, mientras que su proyección para el próximo año ha disminuido a 2.7%, 0.2 puntos porcentuales inferior al pronóstico de julio.
En Estados Unidos, el endurecimiento de las condiciones monetarias y financieras ralentizará el crecimiento hasta un 1% el próximo año. Para China, redujo el pronóstico de crecimiento para el próximo año a 4.4%, debido al debilitamiento del sector inmobiliario y a los confinamientos continuados.
La desaceleración económica es más pronunciada en la zona del euro, donde la crisis energética provocada por la guerra seguirá causando graves estragos y reducirá el crecimiento a 0.5% en 2023.
El FMI señala que en casi todas partes, el rápido aumento de los precios, en especial de los alimentos y la energía, está causando graves penurias económicas en los hogares, en particular los pobres.
“Pese a la desaceleración económica, las presiones inflacionarias están demostrando ser más extensas y persistentes de lo esperado. Ahora se prevé que la inflación mundial alcance un máximo de 9.5% este año, antes de desacelerarse a 4.1% en 2024. La inflación también se está extendiendo más allá de los alimentos y la energía. Para la mediana de los países, la inflación subyacente mundial aumentó desde una tasa mensual anualizada de 4.2% a finales de 2021 hasta 6.7% en julio de este año”, señaló el FMI en su blog.
En el informe del FMI se destacan los siguientes riesgos:
– El riesgo de una calibración errada de la política monetaria, fiscal o financiera ha aumentado drásticamente en un momento de gran incertidumbre y aumento de las fragilidades.
– Si estalla la agitación en los mercados financieros, las condiciones financieras mundiales podrían deteriorarse y el dólar fortalecerse aún más, lo que empujaría a los inversionistas hacia activos seguros. Esto aumentaría considerablemente las presiones inflacionarias y las fragilidades financieras en el resto del mundo, en especial en las economías de mercados emergentes y en desarrollo.
– La inflación podría, de nuevo, resultar más persistente, sobre todo si continúa la estrechez excesiva de los mercados laborales.
– Por último, la guerra en Ucrania se encuentra todavía en plena virulencia, y nuevas escaladas podrían empeorar la crisis energética.
Y eso no es todo, el FMI puntualiza que sus últimas perspectivas también analizan los riesgos en torno a sus proyecciones de base: “Estimamos que hay una probabilidad entre cuatro de que el próximo año el crecimiento mundial caiga por debajo de su mínimo histórico de 2%. Si se materializan muchos de los riesgos, el crecimiento mundial disminuiría a 1.1%, con un ingreso per cápita prácticamente estancado en 2023. Según nuestros cálculos, la probabilidad de que se produzca este resultado adverso, o peor, es de entre 10% y 15%”.
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