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En NY los sabores navideños hispanos se encuentran en cada esquina y a pedido digital, pero los clientes han estado rezagados

La comerciante ecuatoriana Adriana Acosta describe una víspera de Nochebuena algo "floja y lenta".

La ecuatoriana Adriana Acosta al frente de un negocio de restaurantes en la Avenida Roosevelt en Queens, ya esta semana estaba lista para recibir pedidos de pan de pascua, tamales, buñuelos, humitas y quimbolitos…platillos propios de esta época navideña en el país andino, y que por varias generaciones han tenido presencia en la ciudad de Nueva York. 

La diferencia de este 2022 es que el listado de pedidos no luce abultado como en los últimos 20 años, previos a la pandemia, el tiempo exacto en que Adriana ha estado al frente del restaurante ‘La Auténtica Ambateñita’, en el vecindario que es hogar de la mayor concentración de ecuatorianos de la Gran Manzana.

“He hablado con propietarios de otros negocios de comida, que generalmente en estas fechas más bien no estaban recibiendo pedidos, porque estaban muy saturados de trabajo. Este año, en cambio, estamos esperando una sorpresa. Quizás a última hora la gente empiece a hacer los pedidos. ¡Nosotros estamos listos para atenderlos!”, compartió la inmigrante de Ambato.

El dominicano Eduardo Gómez residente de Queens exhibe con orgullo el tradicional pernil horneado con la sazón isleña. (Foto: F. Martínez)

“Todo está más lento”

Muchos propietarios de pequeños negocios gastronómicos consultados, reportan lo mismo, cuando detallan los resultados de sus cajas registradoras, en estas fechas que tradicionalmente traen un alto volumen comercial. Más aún, si lo ponen en contraste con otras épocas, en donde ya las órdenes de los diferentes bocadillos navideños, “listos para comer”, estaban cerradas.

A cuadras de allí, en el restaurante ‘Quisqueya’, especializado en comida de República Dominicana, un inmenso cartel invita a los clientes a “ordenar con tiempo” el pernil y el pollo al horno para Navidad. Solo que como cuenta el isleño, Eduardo Gómez, que ha visto transitar más de tres décadas en ese negocio, en estas vísperas de la Nochebuena para el calendario cristiano, todo se percibe más “lento”.

“La sazón de nuestro pernil es muy popular aquí. La verdad es que si comparamos con otros años, ya a esta altura teníamos muchos encargos listos. Pero no perdemos el optimismo. Pensemos, en que por alguna razón, la gente está dejando todo para última hora. Igual tenemos nuestra mercancía y productos para atender nuestra demanda”, comentó Eduardo, en el mostrador del restaurante de su familia en Corona.

En el restaurante mexicano ‘Coatzingo’, ubicado en Jackson Heights, esperan que en las próximas horas como ha sido tradicional por años, empiecen a moverse mucho más los pedidos y las órdenes de Pozole, un caldo muy tradicional de Navidad que es una de sus grandes especialidades.

“Por el frío, casi siempre el 25 de diciembre muchas familias mexicanas prefieren ordenarlo. Venimos de dos años de pandemia. Esperamos que este año nos vaya mejor”, indicó Alondra Rodríguez, una de las meseras de ese comedero.

Alondra Rodríguez del restaurant Coatzingo espera que aumente el movimiento esta Navidad con los pedidos de Pozole. (Foto: F. Martínez)

Vamos a cocinar para ahorrar”

A pocas horas de la Nochebuena, los clientes eran justamente lo que más faltaba, no solo en restaurantes, sino en tiendas pertrechadas de productos en la icónica avenida de Queens. 

La clase trabajadora inmigrante que reside en localidades de Corona, Jackson Heights y Elmhurst, por donde cruza el eje comercial de la ‘Rooselvet’, este año no ha contado con la misma vitalidad festiva de años anteriores. Tampoco el mismo vigor económico.

La inflación, el desmesurado aumento de la renta residencial y los efectos devastadores de la pandemia en la economía en Nueva York, han hecho tomar a las familias más pobres algunas decisiones, movidos además por las realidades económicas en sus países de origen. Todo este esquema tiene un impacto demoledor en la movilidad monetaria local.

Por ejemplo, el trabajador de la construcción mexicano, Atahualpa Solís de 48 años, al salir de un centro de envío de remesas, comentó a El Diario que antes de comprar “cosas inútiles” de Navidad prefirió reservar parte de su “último cheque” del viernes, para enviarlo a sus sobrinos y su hermana en Puebla.

“Este año no hubo árbol, ni restaurantes. Vamos a cocinar en casa para ahorrar. No podemos estar con gastos innecesarios cuando nuestra familia la está pasando mal. Si aquí las cosas están mal imagínate en nuestros países hermano”, acotó el padre de tres adolescentes.

En efecto , en el caso particular de México, la economía de ese país recibió $42,964 millones de sus connacionales que viven en EEUU entre enero y septiembre de 2022. Esto significa un aumento de 15% respecto a los $37,349 millones de dólares del mismo periodo de 2021, según lo reportaron entidades financieras de ese país.

En realidad, las remesas de mexicanos hacia su país de origen suman 29 meses con incrementos sostenidos. 

Además, en los primeros nueve meses del año la remesa promedio individual fue de 390 dólares, superior en 4,25% a la media de 374 dólares en el mismo periodo de 2021.

No se puede gastar en tonterías”

Asimismo, el jornalero ecuatoriano Miguel Padrón, de 28 años, asegura que por algunas “circunstancias” no ha podido traer a su esposa y su hija al país, pero él es la única fuente de sustento para toda su familia.

“Es muy simple. Si yo no envío dinero no hay nadie allá produciendo. Por eso en estos últimos meses me he apretado fuerte el cinturón para poder enviar más dinero. Eso me impide gastar aquí en tonterías. La economía de allá está muy, pero muy mal”, comentó el inmigrante de Cuenca.

En este sentido, los números oficiales del Banco Central de Ecuador dan cuenta que el segundo semestre de este año las remesas enviadas desde Estados Unidos a la nación andina subieron en un 5%, si se compara con el mismo periodo de tiempo de 2021.

En este caso específico, la entrada de dinero enviado por la clase trabajadora inmigrante de la nación andina, ascendió a $1,160 millones, en el segundo trimestre de 2022. Frente a $1,088 millones el año pasado.

El emprendimiento gastronómico ‘Caracas Gourmet’, en Queens, aspira seguir creciendo en su segundo año de operaciones en NYC. (Cortesía Caracas Gourmet).

“Sí estamos optimistas”

Otros emprendimientos gastronómicos no tradicionales han visto esta temporada con un poco más de optimismo.

Hace dos años la venezolana Lilibeth Ugas, de 43 años, creó desde la cocina de su casa en Rockaway Beach, en Queens, el servicio de catering ‘Caracas Gourmet’, una empresa gastronómica que prepara las tradicionales empanadas, sopas y dulces de su país. Solo que en esta época decembrina las hallacas (preparación navideña envuelta en hojas de plátano y masa de maíz)  forman parte del grueso de sus pedidos. 

“A través de las redes sociales empecé ofreciendo la comida típica de mi país no segmentada a los clientes venezolanos sino a comunidad latina en general. También me enfoqué en dar a conocer nuestra gastronomía a los estadounidenses. Y sí nos han salido pedidos. Obviamente no al ritmo que uno quisiera. Antes estábamos gateando. Ahora estoy dando pasitos”, describió la suramericana.

Lilibeth destaca que el año pasado, incluso en plena pandemia, logró vender 1,000 hallacas y espera superar esa expectativa en esta temporada 2022.

“Hemos ido creciendo. Antes trabajaba en la cocina de mi casa. Ahora estamos en una cocina industrial. Hemos proyectado la imagen de nuestro plato central navideño como un producto libre de gluten y que puede ser disfrutado por su versatilidad por diferentes culturas”, destacó la venezolana.

Al igual que ‘Caracas Gourmet’, centenares de opciones a pedido de sabores de temporada decembrina, abundan en las redes sociales, entre la comunidad inmigrante hispana de la Gran Manzana.

Otras iniciativas que han surgido en la Gran Manzana, a la luz de la diversidad cultural y gastronómica de Suramérica, observan “un pico” en las solicitudes de ciertos productos propios de la temporada decembrina. Tal es el caso de ‘Palenque’, una tienda digital de productos colombianos orgánicos y sin gluten.

“En los últimos dos años hemos visto una creciente comunidad de inmigrantes colombianos en nuestro país, que en estas fechas se quieren conectar con las tradiciones como los tamales, ajiaco, empanadas y arepas. Además, en esta temporada de frío, ayuda a este modelo específico de negocios, porque la gente no quiere salir”, explicó Nena Sierra, propietaria de Palenque.

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