La semaglutida, que se vende bajo las marcas Wegovy y Ozempic, es un fármaco inyectable originalmente destinado a ayudar a los pacientes a controlar la diabetes.
El medicamento fue aprobado por la FDA en 2021 para la pérdida de peso después de que los estudios descubrieran que los pacientes con obesidad podrían perder entre el 15% y el 20% de su peso corporal durante 68 semanas.
Pero a medida que el medicamento se volvió cada vez más popular, más y más pacientes y sus médicos notaron que no fue solo su consumo de calorías lo que se desplomó, sino también su forma de beber.
En declaraciones a Insider, la abogada de defensa criminal Erin Bradley McAleer, de 43 años de edad, del estado de Washington, dijo que solía tomar de 8 a 10 cervezas casi todas las noches.
Pero durante el último año que ha estado suministrándose Wegovy después de un susto de salud causado por un derrame cerebral, McAleer dice que ha perdido su deseo físico de beber alcohol.
“Simplemente ya no estoy interesado después de un par de cervezas”, dijo McAleer al medio. “Nunca he tenido eso antes”.
Pérdida del apetito por la comida… y por el alcohol
La semaglutida es una versión sintética de la GLP-1 humana (proteína similar al glucagón), que aumenta la liberación de insulina cuando el nivel de azúcar en la sangre es elevado, retrasa el vaciado gástrico y reduce el apetito.
La semaglutida generalmente se prescribe contra la diabetes tipo 2, pero dado que un efecto secundario conocido es la pérdida de peso, muchos médicos ahora también la prescriben para la pérdida de peso en personas sin diabetes.
La versión sintética de GLP-1 se modificó para que sea menos probable que se descomponga y, por lo tanto, tenga una acción de mayor duración. Viene en forma de dos plumas desechables de un solo uso diferentes en incrementos de 0.25 mg o incrementos de 1 mg. El paciente puede autoadministrarse fácilmente su propia inyección, normalmente una vez a la semana.
Más recientemente, se ha demostrado que el sistema GLP-1 desempeña un papel en la neurobiología de las conductas adictivas, incluida la búsqueda y el consumo de alcohol.
En un estudio de 2020 en ratas, los investigadores encontraron que la semaglutida y la liraglutida (otro análogo de GLP-1 para tratar la diabetes que también se sabe que causa pérdida de peso) provocaron pérdida de apetito y consumo de etanol. Pero, ¿qué explica esta repentina aversión al alcohol?
La respuesta podría provenir de otro estudio, donde investigadores en Suecia encontraron que la liraglutida inhibe el efecto del alcohol en la producción de dopamina en el cerebro. Al hacerlo, las personas beben menos porque obtienen poco o ningún placer del alcohol, lo que disminuye su motivación para beber.
“La sustancia similar al GLP-1 redujo el consumo de alcohol en un 30-40 por ciento en ratas que bebieron grandes cantidades de alcohol durante varios meses”, dijo Elisabet Jerlhag, investigadora de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, en un comunicado de prensa de 2015.
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