Para los que terminamos la escuela y nos graduamos el siglo pasado de la universidad no debería ser una sorpresa la incertidumbre que enfrentan hoy los nuevos profesionales, que salen listos a buscar empleo con un optimismo típico de los jóvenes.
Sin embargo, parece que las perspectivas son algo difíciles en un mundo que por culpa de la tecnología cambia a una velocidad vertiginosa el conocimiento y la capacidad de aprendizaje.
Ellos, los de la generación del relevo sueñan con el éxito que debería garantizar ese diploma que lograron concluir en tiempos de pandemia, con una gran deuda por las matrículas. Y pasa justo cuando la economía no pinta bien y sabemos de despidos diariamente; esto sin contar con la supuesta competencia, que es “desleal”, diría yo, por la inteligencia artificial que entra en la variable del mercado del trabajo.
Según la reciente encuesta de Monster.com el optimismo de estos jóvenes llega al 88%, pues creen que encontrarán el trabajo ideal; aunque juegan en su contra variables como las tasas de interés que siguen al alza y frenan las nuevas contrataciones, que en el 2021 habían caído un 29% y hasta este abril llegó al 32%.
Además, el crecimiento de la economía todavía es modesto, tras la debacle por la pandemia que frenó las finanzas de los países más ricos, como los Estados Unidos.
Además a diario hay despidos en el campo de la tecnología, como ocurrió recientemente en Google y Facebook, o Twitter, por ejemplo, o las salidas de ejecutivos en el sistema bancario, tras la quiebra del Silicon Valley Bank.
Pero ¡tranquilos muchachos porque el mundo no se va a acabar!, ese optimismo es el que hizo que las generaciones que ahora ustedes desafían llegaran a los puestos que muy pronto quedarán listos para quienes tengan el temple y la capacidad con la inteligencia emocional humana de manejar el entorno empresarial.
Serán profesionales de la salud, médicos y enfermeras, o quizás ingenieros en computadoras, abogados o contadores, para todos los creativos habrá un mañana en la oficina.
Eso sí, es posible que a algunos les toque marcar una curva y para lograr subsistir tendrían que cambiar de carrera, aún sin empezar a ejercer su título profesional, para acomodarse en una mejor posición. Pero, de nuevo, tranquilos porque eso es válido y la flexibilidad ayuda a la supervivencia.
Cuando obtuvimos el diploma, ya hace rato, nos decían que no encontraríamos empleo y tendríamos que reducir las ambiciones por la falta de experiencia. Y hoy el discurso es igual, y diría que esa incertidumbre la que nos impulsa a mejorar el futuro.
La autora, Sofía Villa, escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision donde trabaja como Writer /Producer.